Creo en un bienestar real, que nace de conocerte, escucharte y cuidarte sin prisa.​

Siempre he sentido curiosidad por entender cómo funciona el cuerpo humano, y con los años descubrí que la biología y la nutrición son dos puertas maravillosas para acompañar a las personas a sentirse mejor.

Mi forma de trabajar se aleja de las dietas rígidas. Prefiero educar y guiar hacia un estilo de vida más consciente, con pequeños cambios sostenibles que realmente se integren en el día a día. Creo que alimentarse bien no debería ser una fuente de ansiedad, sino una forma de cuidarse y reconectar con uno mismo.

También sé lo que es vivir con ansiedad y no siempre tener las herramientas a mano para gestionarla. Por eso, más que hablar desde la perfección, hablo desde la honestidad y desde lo que voy aprendiendo cada día — en mí y con mis pacientes.
Mi intención no es imponer, sino acompañar desde la comprensión y la ciencia, ofreciendo recursos que puedan ayudar a mejorar la relación con la comida, el cuerpo y las emociones.

Mi relación con el yoga nació tras una lesión de espalda (hernia L5S1) que me obligó a parar durante más de un año. El yoga me salvó. Me enseñó a escuchar el cuerpo con respeto y paciencia.
Desde entonces, me dedico a compartirlo con un enfoque seguro, adaptable y consciente, combinando posturas, respiración y movilidad para ayudar a mis alumnos a mejorar su bienestar físico y mental.

Hoy, combino todo lo que he aprendido —biología, nutrición y yoga— para ofrecer un enfoque integral del bienestar.
Mi propósito es acompañarte a sentirte bien por dentro y por fuera, a tu ritmo, con amabilidad y sin juicios.